Sunday, January 07, 2007

El Monstre

“Naturalmente, la fascinación por el monstruo […] es una constante en la Historia, con una inigualable riqueza de versiones, como lo demuestra toda la cultura visual, desde las incisivas incursiones de Herodoto en aquel magnetismo hasta los episodios medievales alrededor del unicornio o las continuas propuestas de la cinematografia desde su origen mismo. Después del hombre, el monstruo es el mayor protagonista de la historia humana. Lo tiene todo para serlo: es verdadero o falso según el instante, es real o ficticio según la perspectiva, es amigo o enemigo según la conveniencia, es motivo de atracción o de temor según el ángulo vital en que nos hemos colocado.
De lo que no hay duda es de la enorme capacidad que tenemos para crear en cada momento el monstruo adecuado para despertar nuestro terror, partiendo naturalmente de la base de que sólo consideraremos monstruoso a lo otro al tiempo que lo nuestro, por monstruoso que realmente sea, será llamado defecto o error, algo que no vulnera el estatuto de la especie o de identidad.”

RAFAEL ARGULLOL, Monstruos, El País, 8-12-2003.




Sileno y el sátiro. La Villa de los misterios. S. I dC




L'ideal de monstre és l'oposat necessari a l'ideal de l'heroi: l'ideal de lletjor que fa que l'heroi sigui heroi.


Satiro danzante. Villa del Misterio. S. I dC

































El Monstre modern


Goya i els monstres que produeix el somni de la raó.

Caprichos. Unos a otros. Aguafuerte y tinta.

[...] la enigmática proclama de Goya, "El sueño de la razón produce monstruos", debería ser atendida en doble dirección, pues si, por un lado, se refiere a las criaturas engendradas por una razón dormida, por otro, podría referirse asimismo a las ensoñaciones de la razón. De ser así, Goya habría identificado la naturaleza del monstruo, tanto un fruto de la irracionalidad como del delirio pretendidamente racional. Rafael Argullol, Monstruos, El País, 8-12-2003.

Caprichos. El vergonzoso. Aguafuerte y tinta.

Caprichos. Aguarda que te unten. Aguafuerte y tinta.















EL MONSTRUO DE FRANKENSTEIN

Alberto Manguel, El Pais, 3 Febrero 2007.

Quiere la tradición pitagórica que cada criatura tenga, hoy o en el futuro, algo de toda otra criatura; a lo largo del tiempo, cada hombre será Sócrates, será Napoleón, será un anónimo rostro entrevisto en un banal centro de refugiados. Nadie encarna mejor este antiguo ideal griego que la criatura nacida (por así decirlo) "una triste noche de noviembre" de fines del siglo XVIII en la ciudad de Ingolstadt, en Alemania. No tiene nombre. Nace ya adulto, compuesto de una variedad de miembros y órganos de origen diverso, elegidos por sus atléticas proporciones y su belleza clásica, en la sala de disección de la universidad y también en los sótanos de la morgue. El resultado, como su creador confiesa, no es lo esperado: el conjunto de trozos humanos, una vez alentado de vida, no retiene la perfección de cada una de las partes. "Su piel amarilla apenas cubría el armazón de músculos y arterias subyacentes; su pelo era lacio, de un negro brillante; su dentadura poseía la blancura de las perlas; pero estas exuberantes cualidades sólo exacerbaban el horrible contraste con los acuosos ojos, cuyo desteñido color era casi idéntico al de los blancos huecos en los que habían sido injertados, y con la tez marchita y los rectos labios negros".
Más de un siglo después de que Mary Shelley diera al monstruo estos rasgos temibles, Hollywood los censuró o exacerbó gracias a la inventiva mano del maquillador Charlie Pearce, trabajando sobre el rostro, ya enorme, de Boris Karloff (rostro tan grande que, al decir de Chesterton, si hubiese sido siquiera ínfimamente más grande, hubiera sido imposible).
El Monstruo creado por el doctor Victor Frankenstein es (nadie lo niega, ni siquiera su propio padre) de una intolerable fealdad. Verlo aterra, y ante el terror que provoca, el Monstruo ataca o se defiende. Sólo puede convivir con los seres humanos a condición de no ser visto. Puede aprender cómo viven los hombres porque el anciano que lo acoge es ciego; puede aprender lecciones de historia universal en Las ruinas del imperio de Volney porque el joven suizo que lee en voz alta el grandilocuente volumen, no sabe que el Monstruo está allí, oculto junto a su ventana. Cuando los otros lo descubren, lo persiguen para matarlo, sin preocuparse por saber si es bueno o malvado. El Monstruo es la víctima modelo: inocente y calumniado, azuzado hasta obligarlo a la violencia. Como toda víctima, quiere saber por qué es odiado. No ha sido él el responsable de su presencia en el mundo, como lo dice uno de los epígrafes de la novela, tomado del Paraíso perdido de Milton: "¿Acaso te pedí, Creador, que de mi arcilla / Me hicieses hombre? ¿Acaso te rogué / Que de la oscuridad me ascendieses?". Fruto de la ambición (o la descuidada invención) de otro, el Monstruo comparte su dura suerte con la de Adán, es decir, con la de todos nosotros. Sin embargo, a pesar de su sufrimiento, no quiere morir. "La vida", le dice a su creador, "aunque sólo sea una acumulación de angustias, me es preciosa". Y agrega, para explicar su conducta: "Yo era amable y bondadoso; la miseria me convirtió en demonio. Hazme feliz, y otra vez seré virtuoso".







Le propone al doctor Frankenstein un trato: que éste le fabrique una compañera a su medida y los dos desaparecerán para siempre en las selvas de la América del Sur. (Nota para lectores suramericanos: Pobre Monstruo. ¿Cuál de nuestros países habría elegido para buscar una vida feliz? ¿El Paraguay de Stroessner? ¿El Chile de Pinochet? ¿La Argentina de Videla?) A pesar de Hollywood y del director James Whale, que propusieron a Elsa Lanchester como la monstruosa compañera ideal, en la versión de Shelley el doctor rehúsa la propuesta y, tras una larga y dolorosa persecución a través del norte de Europa, el Monstruo acaba perdiéndose más allá del Polo Norte, en las heladas planicies del Canadá septentrional. Sin que Shelley lo mencione, este último destino conviene perfectamente al Monstruo ya que el Canadá es, en la geografía imaginaria del mundo, una página en blanco en la cual pueden inscribirse los sueños y pesadillas de la humanidad. Cuenta la leyenda que, cuando los primeros exploradores españoles desembarcaron en la costa oeste de la Columbia Británica, exclamaron: "¡Acá nada!", dándole así su nombre al país.
El apóstol Santiago, en su Epístola Universal (I:23-24), compara a quien oye la palabra divina y no la pone en obra, con el hombre que se mira en un espejo y luego no recuerda quién es. "Porque él se consideró a sí mismo, y se fue; y luego se olvidó qué tal era". Hecho de tantos hombres, el Monstruo del doctor Frankenstein es, en parte al menos, nuestro espejo, reflejo de aquello que no queremos o no nos atrevemos a recordar. Quizá por eso da miedo.












Lucien Freud, Woman Sleeping, 1942









Torrente, de Santiago Segura, la pelicula que té com a protagonista l'anti-heroi i que representa l'ideal de lletjor, vici, estupidesa, i corrupció que la societat repudia i admira al mateix temps. Un sàtir modern.





Batalla en el cielo, de Carlos Reygadas. Anti-herois al mèxic contemporani, ideals de bellesa contraposats paral·lelament a classes contraposades: la preciosa rica que es prostitueix per plaer amb el xòfer del seu pare, un indígena gras i lleig; reivindicació de la lletjor, de la imperfecció, del desperdici, de la enfermetat, de la lentitud, de la inutilitat: tots oposats als ideals dels nostres dies. Topos de La bella i la bèstia.

L'heroi clàssic

La Historia Universal es la Historia de los Grandes Hombres que han actuado en él. Estos son los conductores de hombres; los modeladores, los ejemplares y, en lato sentido, los creadores de todo cuanto el común de las gentes se han propuesto hacer o lograr.
La sociedad está fundada en el culto al héroe. En todas partes la sociedad es alguna representación, no insoportablemente errónea, de un gradual culto a los héroes.
[...]
Héroe divinidad: la forma más antigua del heroísmo.

Thomas Carlyle. Los Héroes, 1841.





Tondo with Herakles wrestling the Triton (550 aC)

Achilles slays Penthesilea by Exekias (530 a.C.)




Perseo liberando a Andromeda. Pintura mural, copia romana S. I dC.

La primera forma d'heroi que troba Carlyle és la divinitat, o sigui, la mitologia. Parla Carlyle de la mitologia escandinava, però es podria aplicar el mateix anàlisi a la mitologia greco-romana.

No podemos considerar, por imperfectamente que lo hagamos, un grande hombre, sin que ganemos algo con él. Él es la viva fuente de luz, a la cual es bueno y placentero acercarse. La luz que ilumina, que ha iluminado las tinieblas del mundo; y no ya la luz como de lámpara encendida, sino mejor todavía, como de luminar que resplandece por don del Cielo; fuente sobreabundante de luz, pudiera decir de nativo, de original discernimiento, de virilidad y herocia nobleza; -en cuyo resplandor todas las almas sienten lo que es mejor para ellas.

Hermès à la sandale. Oeuvre romaine, IIe siècle après J.-C. (Museu del Louvre)

L'escultura grega s'apropa a la publicitat moderna ja que representa els cossos ideals i exemplars. Els herois no només són ideals de divinitats, si no també ideals de salut, virtut, atletisme; atributs que el ciutadà es veu obligat a exercitar.

Miró. El discòbol. 460-450 a.C. Còpia de marbre, original en bronze.

Thursday, January 04, 2007

L'heroi modern

El segon Heroi de que parla Carlyle és el profeta, després el Poeta, que es confón amb aquell en totes les èpoques. Carlyle estableix així 6 tipos d'herois en total: l'heroi sacerdot, l'heroi literat, i finalment,l'heroi rei, o governant o revolucionari.

El héroe Divinidad, el héroe Profeta, son producción de épocas primitivas; no pueden repetirse en la actualidad […] El Poeta es una figura heroica que pertenece a todas las épocas; que todas las épocas aceptan, cuando se presenta, que pueden producir las épocas más modernas a las más antiguas. […] Que el héroe puede ser Poeta, Profeta, Rey, Sacerdote o lo que vosotros queráis, según el carácter del mundo en que resulte haber nacido. P.118






L'heroi d'avui en dia amb un cos idealitzat: exemple ideal de bellesa que es troba per tot arreu al carrer en forma d'anunci o spot. De la mateixa manera que l'escultura grega, serveix d'exemple de l'ideal :








Los medios númericos contemporáneos, como todos los elementos que les han precedido, modifican nuestra percepción, pero esta percepción no queda siempre ligada al cuerpo. Solamente a través de la imagen y por delegación que nos liberamos de nuestro cuerpo físico, desligándonos por la visión a distancia. Los espejos eléctricos nos representan tal y como queremos ser, pero no tal y como somos. Nos muestran cuerpos artificiales sustraídos a la muerte y que realizan así nuestras utopías in effigie.

[...]

En los medios de hoy en día, los cuerpos, disponiendo de una belleza sobrenatural o presentándose bajo el aspecto de cuerpos visuales que se juegan los límites del mundo físico, manipulan aquellos que los miran.

Hans Belting, Pour une anthropologie des images. Gallimard.



Herois moderns:

L'esportista

Héroi modern: la virtut atlètica, la simpatia, l'alegria, la dedicació, la constància. Reuneix totes les aptituts per convertir-se en l'heroi que desperta devoció.



L'hedonista. L'actor de cinema, heroi per moltes generacions, personatge anti-heroi en la ficció i anti-heroi en la realitat. Representa la figura del detectiu que tan èxit ha tingut al segle XX en la literatura.